El cuento de la criada, Margaret Atwood


" Un hombre al que observan varias mujeres. Debe de sentir algo muy extraño. Ellas mirándolo todo el tiempo y preguntándose y ahora ¿qué hará? Retrocediendo cada vez que él se mueve, aun cuando sea un movimiento tan inofensivo como estirarse para echar mano de un cenicero. Juzgandolo, pensando: no puede hacerlo, no servirá, tendrá que servir, y haciendo esta última afirmación como si fuera una prenda de vestir pasada de moda o de mala calidad que de todos modos hay que ponerse porque no se cuenta con nada más.
Ellas se lo ponen, se lo prueban, mientras él, a su vez, se las pone como quien se pone un calcetín, se las calza en su propio apéndice, su sensible pulgar de recambio, su tentáculo, su acechante ojo de babosa que sobresale, se expande, retrocede y se repliega sobre sí mismo cuando lo tocan de forma incorrecta y vuelve a crecer agrandándose un poco en la punta, avanzando como si se internara en el follaje, dentro de ellas, ávido de visiones."



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El cuento de la criada, es una novela escalofriante, en la que se relatan los hechos ocurridos en un futuro poco alejado del momento actual. El estado de Gilead, ha sobrevivido a un desastre nuclear, en el que se ha perdido la capacidad de concebir hijos de forma natural: sólo unas cuantas mujeres privilegiadas, podrán engendrar a los nuevos ciudadanos. Ellas componen una élite enclaustrada y usada como mero ente reproductor, en una sociedad totalitaria y represiva, en la que los que mandan (las Tías, y los Comandantes y sus familias) ofrecen un trato inhumano y degradante al resto de la sociedad. Unos ciudadanos carentes de libertad, masacrados y vigilados, en todo momento, por los Ojos y adaptados a vivir sin dignidad y sin conciencia.
La novela está muy bien escrita y su lectura, resulta entretenida e intrigante. A su vez se ha realizado una serie sobre el guión adaptado de la novela, muy recomendable por si sóla o con la lectura del libro.
Dos obras interesantes y que dan mucho que pensar, inmersos en un mañana que podría ser real.
MJ




                                                               Margaret Atwood
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